Las artes suelen reflejar la época en que se desarrollan y este fue en Chile el caso del grupo de teatro Del Errante, que tuvo una corta existencia (1968 a 1972) pero dio origen a un puñado de actores, actrices y trabajadores de las artes y comunicaciones que más adelante han tenido una destacada participación en cine, teatro y televisión. El grupo impulsó una metodología de creación colectiva que en aquellos años se desplegó con gran fuerza. Su historia está contenida en el libro Grupo de teatro Del Errante (1968-1972). Una historia de encuentros, diálogos y creación colectiva (2021) de Ana Carolina Reynaldos, Matías Lihn y Amanda Ávila [1], investigación financiada por un fondo del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Chile.
El grupo de teatro Del Errante surgió durante los años 60 en Chile y dio origen a actores, actrices y trabajadores de las artes y comunicaciones de destacada participación en cine, teatro y televisión.
La década del 60 se destacó por un alto grado de agitación social y política en el mundo [2]. Los reclamos e inquietudes insatisfechos eran de tipo social y político pero también religioso, científico y artístico. Ejemplos de esto son el surgimiento del partido político Panteras Negras en Estados Unidos, la naciente teología de la liberación en Latinoamérica y la corriente de salud de los trabajadores en Europa.
Desde inicios de los años 60, los estudiantes de la Universidad Católica (UC) en Chile venían insistiendo en la idea de “abrir” la universidad a la sociedad. El Concilio Vaticano II vino a destrabar esta tendencia y obligó a la iglesia católica en todo el mundo a volcarse a la comunidad, abandonando el latín en la liturgia y acercando la academia a las necesidades de las personas [3].
Todo esto culmina en un gran un paro estudiantil en agosto de 1967 donde se produce la famosa toma de la casa central de la UC en Santiago, con su icónico lienzo “Chileno: el Mercurio miente” [4]. Casi tres meses después asume el arquitecto y académico Fernando Castillo Velasco, primer rector laico de esta casa de estudios, quien habría de implementar la reforma universitaria en todos los niveles.

Aparece con fuerza la idea de la interdisciplinariedad. Se incorporan, por ejemplo, estudiantes de ciencias sociales a investigar cómo lo audiovisual llegaba a los campesinos, a las zonas rurales y a los sectores urbanos de bajos recursos.
El gobierno militar irrumpe en Brasil y, según Morel [5], sociólogos llegados desde allí a la UC introducen el concepto de semiótica, hasta entonces prácticamente desconocido en el país, junto a teorías estructuralistas, abriendo así nuevas líneas de investigación. También llega al país el educador brasilero Paulo Freire, haciendo importantes aportes en el área de la educación popular con adultos.
Entre los estudiantes aparecían nuevas necesidades y formas de expresión. Patricio Campos [6], integrante del Grupo Del Errante, describe el espíritu del momento en el ambiente juvenil:
Era la época, era parte de un ciclo, un ciclo mundial. Se respiraba, estaba en el aire. Todos los que estábamos en la universidad en ese tiempo estábamos conectados con esas motivaciones y esas temáticas. Yo participé en la toma de la casa central del 67, al año siguiente fue lo de mayo del 68 en París, era el espíritu de la juventud de la época.
En el ámbito teatral, Raúl Osorio [7], director del Grupo Del Errante, explica lo que fueron esos años de aprendizaje y descubrimiento de nuevos caminos de creación y participación en la vida ciudadana:
Me correspondió vivir una época de profundos cambios de paradigmas, no sólo sociales y políticos, también aquellos que estaban relacionados con el arte y la vida pública. Yo venía de maestros que trabajaban para darle al teatro un sentido y una forma nueva. Rechazaban la comodidad prefiriendo el riesgo, la incertidumbre que los llevaba por caminos no transitados.
Fue una época en que en Chile y Latinoamérica existían múltiples grupos de teatro aficionado. Héctor Noguera [8] afirma que entre 1969 y 1973 la Asociación Nacional de Teatro Aficionado de Chile (ANTACH) aunaba a más de trescientos grupos de todo el país. Destaca a los grupos El Aleph y El Errante entre los universitarios.
En 1968 Del Errante monta Ceremonia por un negro asesinado, polémica obra del español Fernando Arrabal, quien en 1963 creó el Movimiento Pánico junto a los artistas Roland Topor y Alejandro Jodorowski. Con esta obra, presentada en el Primer Festival de Teatro Obrero Universitario de la UC, Salvador Barbato, integrante del grupo, gana el premio al mejor actor.
El grupo viaja en 1969 al 2° Festival de Teatro Universitario de Manizales, cuyo presidente honorario fue Ernesto Sábato. El jurado calificador contaba con Sergio Vodanovic (Chile), Rubén Monasterios (Colombia) y Alfonso Sastre (España) [9] . Alfonso Sastre fue un dramaturgo español que en 1950 redactó el Manifiesto del TAS (Teatro de Agitación Social) cuya propuesta era fomentar la función social del arte, considerando lo social una categoría superior a lo artístico.
La participación del grupo en este evento fue muy destacada y su obra, así como otras presentadas en el festival, tenía un alto contenido político y social, por la ebullición que se vivía en toda América. El trabajo se titulaba Topografía de un desnudo y estaba inspirado en las brigadas de la muerte de Brasil en los años 60, pero los hechos, según su autor, podrían haber transcurrido en cualquier país donde hubiese injusticia, represión y violencia [10].

De vuelta de esta gran experiencia, en contacto con jóvenes de otros países y un teatro muy vanguardista, y gracias a que la literatura de García Márquez estaba en su apogeo, el grupo crea colectivamente una obra que terminó llamándose Macondo, como el pueblo donde transcurre Cien años de soledad.
Otra obra que montaron fue Trovar trovar, salir a buscar o América que se duerme se la lleva la corriente, la que tenía forma de cantata e incluía versos de Alonso de Ercilla, Pablo Neruda y Nicanor Parra, más fragmentos del Popol Vuh, canciones populares y la carta de Pedro de Valdivia al Rey Carlos V, entre otros. La obra alude a grandes matanzas realizadas sobre el pueblo chileno, a la vez que recuerda a luchadores americanos como Zapata y Morelos en México, Manuela Beltrán en Colombia, Rodríguez y Recabarren en Chile.
La observación de la realidad era uno de los más importantes insumos de este nuevo teatro y, por lo tanto, la siguiente puesta en escena se basó en observaciones realizadas en el norte grande del país, para lo cual el grupo hizo dos viajes a esa zona. La obra se llamaría Ceremonias para el subdesarrollo pero terminó llamándose Atacama la grande. A grandes rasgos, era la historia de los Láscar y los Licancabur (nombres de dos volcanes del norte grande): el pueblo contra los dominantes. Los Láscar, los poderosos, contra los Licancabur, el pueblo.
Finalmente, producto de que la mayoría de los integrantes ya habían egresado de sus carreras y estaban incorporándose al mundo del trabajo, y debido también a la situación política del país, que se había polarizado y afectaba a algunos de ellos, el grupo se disuelve a fines de 1972.

De este modo, el Teatro Del Errante recogió motivaciones de su época y su entorno, como gran parte del teatro latinoamericano de entonces. Según lo enunciaran en su programa de Atacama la grande en 1971, como artistas tenían muy claro el rol de la responsabilidad social del grupo:
Este “sentir” creemos que es lo único que nos puede dar luces sobre la responsabilidad que tenemos ante nuestra sociedad; comprendemos que no somos un núcleo aislado en la realidad, que ésta nos pertenece y es nuestra obligación transformarla a través de una participación activa, en conjunto con los demás hombres, empeñados en idéntica tarea.
Notas al pie
[1] https://www.bpdigital.cl/info/grupo-de-teatro-del-errante-1968-1972-una-historia-de-encuentros-dialogos-y-creacion-colectiva-00491500
[2] Martín Bowen, ”El proyecto sociocultural de la izquierda chilena durante la Unidad Popular. Crítica, verdad e inmunología política”, 2008. https://journals.openedition.org/nuevomundo/13732. Mario Amorós, “Entre la araña y la flecha: La trama civil contra la Unidad Popular”. Santiago, Ediciones B. 2020.
[3] Carlos Ospina y colaboradores. “Historia de la misión e identidad de las universidades católicas”. Capítulo1 en: El camino de la misión e identidad de la Universidad Católica de Colombia y otras de origen canónico en Bogotá. (p.9-25). Bogotá, Universidad Católica de Colombia. https://repository.ucatolica.edu.co/handle/10983/19274
[4] Pedro Araya, “El Mercurio miente (1967): Siete notas sobre escrituras expuestas”, Revista Austral de Ciencias Sociales, 14 (2008): 157-172.
[5] Morel, Consuelo, “Memoria histórica escuela de teatro UC (1979-2009): En la senda de la escuela de artes de la comunicación”. Santiago, Adrede Editora. 2013.
[6] Patricio Campos, entrevista. (30 de junio. 2020).
[7] Raúl Osorio, entrevista (12 de junio.2021).
[8] Héctor Noguera, “Visión del teatro aficionado”. Apuntes, N°84:14-23. 1978.
[9] Egardo Salazar, “Teatro en Manizales”. Boletín Cultural y Bibliográfico. N°12. 1969: 44-47. https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/3800/3960
[10] Jorge Díaz, “Topografía de un desnudo”. (Santiago. Editorial LOM. 2010).
Fotos de sitios públicos de internet.
13 de abril de 2023

Ana Carolina Reynaldos
Es psicóloga por la UC de Chile, docente universitaria en la UC del Maule de Talca y psicóloga clínica. Magister en Salud del Trabajo por la UAM-X de México. Ha incursionado con especial interés en terapias complementarias (danzaterapia, dramaterapia, teatro espontáneo, teatro en miniatura, danzas circulares). Formada en Recursos No verbales del Modelo de Musicoterapia de Benenzon. Editora del libro Salud Mental Laboral. Desafíos actuales y futuros (UCM, 2016) y coordinadora del proyecto de investigación del Fondo de Cultura Grupo de Teatro Del Errante: reconstrucción de una historia cultural en Chile (1968-1972), desarrollado en Chile en 2021.
proyectocultura2023@gmail.com