Breaking Bad es un hito en la historia de la televisión por múltiples razones. Lo expresan los numerosos premios recibidos que destacan el altísimo nivel actoral, guion, edición, dirección, fotografía. Está considerada una de las mejores series de los todos los tiempos, tanto por los críticos como por la audiencia. Ratifica esta afirmación la cantidad considerable de espectadores y adeptos a la serie, que rompe récords de audiencia. Pero no sólo es historia por los datos cuantitativos, sino fundamentalmente por su calidad. Vince Gilligan decidió crear una serie donde el eje central es el cambio y cuyo protagonista se transforma en antagonista.
Se han escrito múltiples críticas, análisis, ensayos y hasta tesis sobre esta serie, no sólo por ser filmada en 35 mm sino por su temática. Breaking Bad está impregnada por las características de la Tercera Edad de Oro de la televisión norteamericana: una televisión no convencional, que aborda temas controversiales con tramas complejas y realistas, una televisión de autor, de calidad artística, y destinada a un espectador crítico. Esta etapa mantiene las características de la Segunda Edad de Oro pero con la incorporación de la web, ya que numerosos seriéfilos la siguieron a partir de Internet.
Walter toma el nombre del químico Werner Heisenberg para encarnar el principio de incertidumbre y convencerse a sí mismo de que la vida no está predestinada y puede ir más allá del establecido sueño americano.
Breaking Bad es la historia del cambio de Walter White. La serie construye todo su relato a partir de este personaje, pero Walter no es él sin Skyler, Jesse y Hank. Además, sus acciones no sólo marcan su condenación, sino que abren las puertas del infierno para todos los que lo rodean.
Walter muta de tener un rol pasivo a representar un personaje activo, influyente y modificador de situaciones. Él se enfrenta a la muerte y frente a eso hay dos salidas: por un lado, la angustia existencial o enfoque pesimista de la vida -el modo en que vivió por 50 años- y por otro, el vitalismo que pretende el mayor provecho posible de la vida. Walter es ateo y se siente frustrado en su vida laboral y familiar. El miedo que siempre tuvo a equivocarse se transforma en desesperación vital tras la noticia del cáncer.

A partir de enfrentarse a su muerte inminente, Walter decide morir a sí mismo, morir al personaje pasivo, no reconocido, no respetado; y dar nacimiento a su alter ego, que con el correr de los capítulos él mismo denominará “Heisenberg”, con el objetivo de disfrutar de la vida como nunca lo hizo Walter. Existe el deseo por ser reconocido como un nuevo ser y no como el frustrado padre de familia que nunca logró mucho, pese a estar sobrecalificado.
El nombre de Heisenberg no es inocente. Walter quiere morir al determinismo y dar nacimiento al indeterminismo. La primera doctrina postula que todo en la vida está preestablecido por la combinación de procesos químicos y que el individuo no tiene capacidad de decidir, por lo que tampoco será responsable de sus actos. Pero Walter toma el nombre del químico Werner Heisenberg para encarnar el principio de incertidumbre y convencerse a sí mismo de que la vida no está predestinada y puede ir más allá del establecido sueño americano. El nacimiento de Heisenberg es la única posibilidad de romper con su gris destino de clase media norteamericana.
En Breaking Bad los escenarios representan a los personajes, sus características, estados de ánimo, acciones y, por supuesto, sus cambios, ya que los ambientes también varían. Determinados espacios cambiande ordenados a desordenados, se transforman de ambientes fríos a fogosos. Un ejemplo es el dormitorio de Walter y Skyler en el piloto de la serie. Primero se muestra en un plano frontal sin profundidad, donde no hay casi movimiento de los personajes y la luz proviene de un velador. Allí Skyler masturba a Walter y se presenta una escena de sexo sin pasión ni concentración, vinculada a la rutina. Antes de esa escena, se ve en el mismo dormitorio a Walter sin concebir el sueño. Es decir, hasta ese momento, la habitación se presenta como un ambiente totalmente desvinculado al placer, sin vitalidad. Luego, en una escena final del piloto, vemos el mismo dormitorio en penumbras, donde hay juego de planos y de movimiento de los personajes. Allí, casi en la oscuridad, la escena de sexo es pasional y el control ya no es de Skyler sino de Walter. Y ella pregunta: “¿sos vos?”. El dormitorio pasó del control de Skyler a Walter, de luz a oscuridad, de quietud y rutina a vitalidad y pasión. De muerte a vida.
En la serie se presentan dos espacios que representan ambientes contrapuestos: el desierto y la ciudad. Para Walter White, desde donde se construye todo el relato, la ciudad representa la opresión, la rutina, la asfixia. La escuela, el aula, su hogar son ambientes con connotación negativa para el protagonista. A pesar de ser espacios de sociabilización, representan la soledad. En cambio el desierto, un lugar ajeno a la vida, es el espacio del escape, de la libertad. Se caracteriza por ser un espacio hostil, de extremo calor, rudo, donde aparece el sudor, el fuego, la inmensidad de la nada. Allí Walter cocina metanfetamina. El desierto se revela en planos generales y representa la entrada a la condenación. Durante toda la historia será el lugar de la mafia, las principales matanzas y negociaciones. Es el “infierno”, pero paradójicamente, el infierno que a Walter libera.

Asimismo Breaking Bad es valorada porque logra presentar una crítica social en el lugar adecuado y el tiempo oportuno. El New York Times la calificó: “Entretenimiento de alta calidad con una potente respuesta cultural al momento americano actual”. Si bien el eje de la serie es el cambio, los temas centrales son la vida y la muerte. No está basada en la enfermedad del protagonista y su lucha por sobrevivir o dejarse morir, sino en la muerte en vida que lleva el personaje en analogía con el ser humano actual.
Por un lado, Walter White está vinculado simbólicamente con la muerte, atravesando una crisis de la mediana edad con angustia existencial, aceptando que es la vida que le tocó vivir y que no puede hacer nada para cambiarla, viviendo la opresión y humillación de su esposa, su jefe, sus alumnos y todos los que lo rodean. Pero por sobre todas las cosas, está esclavizado por un sistema que viste el sueño americano de libertad e igualdad aunque sea una meta inalcanzable. Walter representa la muerte en vida, y por lo tanto, la no vida, no vitalidad, no oportunidad, no libertad y por sobre todo no reconocimiento.
En el otro extremo, y a partir del “despertar” ante su inminente final, Walter decide un cambio radical y empieza a nacer en él su alter ego. Heisenberg representa la vida, el extremo de vitalidad, de incertidumbre. Él mismo es autor y controlador de su vida, es libertad, reconocimiento y respeto de sus pares que lo dignifica. En Heisenberg se manifiestan la no muerte, la no angustia, el no determinismo, la no opresión y la no humillación.

Breaking Bad representa por analogía el conflicto de todos los seres humanos que quieren escapar de la rutina, de lo que apesta, lo que presiona, de la muerte o no vida. A todos los seres humanos les espera la muerte, pero los intentos por escapar de ella son más que válidos, y de eso se trata Breaking Bad. Walter White pone en tensa evidencia que puede sentirse vivo porque sabe que su destino no es producto de una ciencia exacta sino de los vestigios de la incertidumbre, y eso es suficiente para que el intento valga la pena. La base de la química son los cambios.
Fotos y videos de sitios públicos de internet.
27 de julio de 2021

Mauro Tymoszczuk
Es licenciado en Diseño y Producción de Imagen por la Universidad Nacional de Villa María y desarrolla su tesis doctoral en Artes por la Universidad Nacional de Córdoba. Es docente e investigador en la Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual y en la Licenciatura en Comunicación de la UNVM. Fue Secretario de Investigación y Extensión del Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Humanas de la misma institución. Es coordinador pedagógico y docente en el Nivel Medio en los Departamentos de Informática y Educación Artística. Se desempeña como productor, asesor audiovisual e integra equipos interdisciplinarios para la realización de proyectos.