[61] Indicator Indicator
(Gran guía de la miel)
¡Pájaro maldito! ¡Viejo zorro! ¡Dejá de revolotear sobre mi cabeza! Es inútil ahora que induzcas a los cazadores con tu destellante pico púrpura de brote de magnolia… los nativos, el pueblo Hadza, saben cómo seducirte:
en la ilimitada pradera de la sabana del norte de Tanzania, a orillas del salado lago Eyasi
Aquí vivieron una vez sus antepasados: los Akakaanebe, que cazaban mirando fijamente a su presa hasta que ésta caía muerta (y entonces se la comían cruda). Domadores de perros, los Tlaatlaanebe, que disfrutaban de la carne asada; y más tarde, los Hamaishonebe, omnívoros expertos en agricultura… al fin, en los últimos 300 años, ¡se convirtieron en recolectores de miel! ¿No fue culpa tuya?
Se subieron a los baobab, ahumaron y abrieron a hachazos las colmenas y cortaron aquel embriagador botín dorado. Eran los amos de la conquista, y no mostraron más que crueldad y destrucción, sin dejarte nunca a vos, su guía, suficientes larvas, miel o cera de abejas. Uno de los nativos quemaba el resto de los panales y otro enterraba la colmena
A veces la arrojaban al bosque para que simplemente se esfumara de tu vista
Brian Wood llamó a esta relación entre vos y la raza humana una forma de «manipulación» en lugar de «mutualismo». Una turba de desvergonzados engañando a la Naturaleza y despreciando el principio de intercambio de valores entre iguales. Eso me recordó a los cormoranes asomando la cabeza al atardecer
Pero obviaste la verdad. Pensá en otras tribus, otros pueblos… Ellos te ofrecen una recompensa más razonable. Me refiero a las zonas al sur del Sahara, Kenia, Congo y Mozambique…
No soy uno de los cazadores. Sólo soy un poeta, viajando por la selva repleta de babuinos, elefantes y mangostas, caminando sobre las ruinas y las brasas dejadas por los humanos
Estás posado sobre el cementerio de calaveras y flores. Al fin y al cabo, «mañana será otro día»; al fin y al cabo, sobre las montañas y los océanos debe haber panales todavía enteros e intactos, y enjambres destinados a vagar de aquí para allá
El agua debajo se movía ávida como si una boca emergiera desde lo profundo, ansiosa por tragarse un higo verde.
Como pájaro sagaz, naciste en una noche tempestuosa en un nido de abejarucos, barbudos u ojiblancos, siguiendo una oscura tradición que se remonta muchas lunas atrás. Tus padres te convirtieron en un excelente asesino encubierto, que nunca vaciló en perforar los huevos del anfitrión
Los empujaste y los viste hundirse en aguas profundas. En cámara lenta, una temblorosa y enorme burbuja pálida se alzaba desde el fondo en el sitio donde caían, y el agua debajo se movía ávida como si una boca emergiera desde lo profundo, ansiosa por tragarse un higo verde
A veces el nido colgaba justo sobre la casa del oso hormiguero gigante. Eran unos bebés tan bellos como diamantes rosas, pero tan despiadados como asesinos en serie, con sus picos como las tenazas de un dentista. Apenas abrieron los ojos por primera vez tras el nacimiento cuando aprisionaron a esos frágiles pichones hasta la muerte, incluso imitaron los gritos de las víctimas
Apretaste tus garras como raíces de ficus y oíste el sonido sordo de algo desactivado
La historia de una especie se cruzó con la de otra. Miraste tu obra maestra, como una araña plateada agazapada en el centro de su red maligna
¿Cómo se ha convertido el tejón de la miel, el especulador descarado, en tu pareja de baile? ¿Con qué métodos lo has seducido?
El acercamiento imperceptible, sin excepción, es el preludio de tus mayores argucias, tretas y saqueos Lo picoteás en su cresta color queso llena de pelos, mientras notás varias púas de puercoespín, recuerdos de una batalla de no hace mucho tiempo
«Ninguna de las cobras, hienas, leones o leopardos es rival para mí. No pueden hacer otra cosa que ver cómo me alejo…»
Intentás apagar la furia letal en sus ojos; no, en realidad le estás incitando a arriesgarse más. Lo sabés demasiado bien: cómo despertar un huracán de toda su energía oculta bajo la superficie
Empujaste a tu pareja al centro de esta tormenta, como un espectador, listo para retroceder en cualquier momento como haría un amante infiel. La dulzura es una mentira en sí misma, y te has convertido en un despertador vibrando en sus cabezas
Siempre conseguís lo que querés. Quedate, por favor, para ver el final: están muertos o exiliados
Escuchame: sos culpable de ser demasiado encantador; morirás por lo que te obsesiona
Ahora, disfrutá de tus trofeos… Mientras los panales aún están tibios, mientras los brotes de aire caliente aún florecen con su fragancia prometida
* El gran guía de la miel (Indicator Indicator) es un ave de la familia Indicatoridae, aves paleotropicales casi paseriformes emparentadas con los pájaros carpinteros. Su nombre científico y su nombre en inglés hacen referencia a su costumbre de guiar a las personas hasta las colonias de abejas. Las afirmaciones acerca de que también guía a animales no-humanos son controvertidas. Muchas fuentes afirman que esta especie también guía a los tejones de la miel.
Clasificación superior: Indicator
Nombre científico: Indicator Indicator
Familia: Guía de la miel
Orden: Piciformes
[62] Steatornis caripensis
(Pájaro aceitero de Sudamérica)
Esa noche los exploradores entraron en la cueva, que colgaba en las montañas remotas como una gota titilante de cera derretida -la escena era casi la reproducción del día en que el naturalista del siglo XVIII Alexander Von Humboldt se adentró en la Cueva del Guácharo en Venezuela con un osciloscopio, lámparas y películas-. Allí dentro estaba el campo acústico de los murciélagos, e incluso de los delfines
En el ensamble, cada miembro tenía una frecuencia de sonido única. Como aquellas ondulaciones de 7000 Hz, formadas por líneas de puntos entrelazadas tan delicadas como hilos: «Guácharo», el quejumbroso, ¿esas llamitas de frutos de palma aceitera enviaban señales de la proximidad del alba desde escarpadas cumbres de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú?
Circular, dar un rodeo: sólo así se explica la filosofía de la curva de Peano. El espacio exterior debe reconocerse como una situación para la ecolocalización en su modo infinito, aunque los monjes te describieron a vos y a tus abultados nidos cilíndricos de la forma más oscura
Como única ave frugívora nocturna del reino terrestre, siempre sos expulsada a tu retiro por el exterminador al amanecer. Tu pico en garfio está muy acostumbrado a empalar el hemisferio bullicioso en la noche más oscura y, con tu experiencia, seguirás penetrando frutos de todos los colores incluso en la penumbra. El millón de células bastones por milímetro cuadrado de tu retina te ha equipado de una forma altamente personalizada. Pero las otras especies, que se proclaman adoradoras del sol, tienen entre ellos a algunos asesinos sanguinarios de lo más infames: viven con su crueldad adquirida y los síntomas del trastorno de estrés postraumático embellecidos como rituales -«nictofobia»-, buscan la luz de velas y antorchas en el laberinto del mundo. Enrollan papiros y los mojan en sebo derretido y esperma de ballena, y en aroma de canela, arrayán, verbasco y terebinthina, e irrumpen en las cavernas
Te punzaban con largas varas y destruían tus nidos, mataban a tus rollizas crías, sacaban la grasa pura sin olor de sus cuerpos y la sellaban en frascos. Se utilizaba como potenciador de sabor o combustible para antorchas
Los pichones eran tótems de la fragilidad, del rostro humano frente a las poderosas fuerzas de la naturaleza, del miedo primitivo que intentaban imponer a los demás
En la sombra se enroscaron en un intento de salvar la semilla de fuego en su chakra plexo solar: relámpagos arriba y pedernales abajo, y un vientre iluminado como un caparazón envuelto en pelusas otoñales cubiertas de escarcha. Hablamos de por qué las sombras más oscuras siempre aparecen bajo la luz
Mirá cómo las velas queman la flotante lámina de combustible que se remonta a los tiempos antiguos.
Llevás tus bigotes, una figura adulta demasiado lenta para alcanzar la volubilidad del génesis. Mirá cómo las velas queman la flotante lámina de combustible que se remonta a los tiempos antiguos
Cortamos una palta o una aceituna. Los glomérulos portadores de energía pueden atraer colores y brillos, como la luz es el imán de las polillas y las flores de peonía el cebo de las hormigas
Nunca hubo un árbol imponente que sucumbiera al viento salvaje. Sobre los acantilados curtidos por la intemperie, a través de todas estas estaciones, siempre, se yergue su orgullosa e intrépida estatura
* El pájaro aceitero (Steatornis caripensis), conocido localmente como guácharo, es una especie de ave que se encuentra en las zonas septentrionales de Sudamérica, incluida la isla de Trinidad. Es la única especie del género Steatornis y de la familia Steatornithidae. Anida en colonias en cuevas y se alimenta de noche de los frutos de la palma aceitera y los laureles tropicales. Es la única ave frugívora voladora nocturna del mundo (el kakapo no vuela). Se alimenta de noche, con una vista especialmente adaptada. Sin embargo, navega por ecolocalización como los murciélagos, es una de las pocas aves que lo hacen. Produce un chasquido agudo de unos 2 kHz, audible para los humanos.
Clase: Aves
Reino: Animalia
Orden: Caprimulgiformes
Filo: Cordados
* Estas versiones están basadas en poemas en inglés incluidos en el libro inédito The Ornithological Atlas: 108 Poems.
En esta nota
Yin Xiaoyuan (殷晓媛 en chino) es una poeta épica vanguardista y transversal, escritora multigénero y multilingüe, fundadora de la Escuela de Poesía Enciclopédica (creada en 2007), iniciadora del Movimiento de Escritura Hermafrodita y de numerosos proyectos transversales con poetas, músicos y artistas internacionales. Es licenciada por la Universidad de Estudios Internacionales de Pekín, miembro de la Asociación de Escritores de China, la Asociación de Traductores de China y el Instituto de Poesía de China. Es autora de los poemarios Ephemeral Memories, Beyond the Tzolk’in, Avant-garde Trilogy, Agent d’ensemencement des nuages y Cloud Seeding Agent (Pinyon Publishing, Estados Unidos). Sus obras se han traducido a más de cincuenta idiomas, se han publicado en revistas e incluido en antologías.
5 de octubre de 2023
Carina Sedevich
Se graduó en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Villa María. Cursó el doctorado en Semiótica en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. Su obra poética ha sido publicada en diversos países de Europa, Asia, Norteamérica y Latinoamérica y traducida al inglés, al chino, al portugués, al italiano, al polaco y al catalán. Entre otras distinciones, recibió el Premio de Poesía José Pedroni. Dirige Revista Ardea desde la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM.
María Alicia Favot
Nació en Bahía Blanca en 1957. Se formó en talleres y estudios de artistas plásticos de su ciudad adoptiva (Cipolletti, Río Negro) y en los talleres de dibujo y pintura del IUNA. Formó parte del grupo Odisea, un multitaller de pintura, letras y filosofía. Expuso desde el 2000 en muestras individuales y colectivas en nuestro país y en el Museum of the Americas (Florida, Miami-USA). La distinguieron con la “Perla de Mar” en el ciclo Arte Contemporáneo del Museo del Hombre del Puerto de Mar del Plata. Los vaivenes de la vida la llevaron también por el camino de la docencia, el derecho y la escritura. Actualmente ilustra para la revista de arte y literatura Colofón y para Tanta Ceniza Editora.
Notas relacionadas
Cuatro poemas de Antonina Canyelles | por Carina Sedevich | Ilustraciones de María Alicia Favot
Mujeres y árboles: Poesía en catalán | Versiones de Carina Sedevich | Ilustraciones de María Alicia Favot
Tres poemas de Antònia Vicens | por Carina Sedevich | Ilustraciones de María Alicia Favot