Pandemia

Ausencia de vos
por Mauro Guzmán

“La correspondencia es un género perverso: necesita de la distancia y de la ausencia para prosperar”, anotó Ricardo Piglia. Hay, en el acto de escribir, la marca de una ausencia. No sólo al escribir una carta: e-mail, sms, chat de facebook y whatsapp, respuesta a una historia de instagram, etcétera, necesitan que la persona amada esté ausente, que no traiga su cuerpo al lado del enamorado, que le falte. Eso desata el deseo de la presencia del otro, eso activa la escritura (sé de parejas que se envían links al celular mientras uno está en el baño y el otro está en la pieza, pero es una práctica a la que todavía no le hallamos nombre).  Estos días de cuarentena, para algunos, son vividos sin la persona amada. ¿Puede crecer el amor a distancia? ¿Puede que la falta de una persona la vuelva más presente, más importante, convoque cada vez más dependencias de nuestro corazón? ¿Puede lo espectral, lo leve, lo mental, regar el amor, ser abono y sol para un vínculo? Algunos dirían que no es lo habitual: que el otro, en carne y hueso, aparecido en su densidad esquelética, con sus olores y su modo de acomodarse el flequillo, ese otro es un alguien verdadero, y así crece una relación. Sin embargo, a veces es más posible hacer crecer una idea del otro que crecer con el otro, o que crecer al otro. En ausencia del amado, de algún modo, uno sigue en su soledad y controla bastante la presencia del otro: ahora estoy viendo una serie después le respondo, termino de regar las plantas y miro el link que me envió, escucho el audio en dos o tres veces a medida que me voy despertando, me saco 8 fotos y elijo mandarle la que parece más casual y más sexy a la vez. Con el otro al lado esas estrategias se derrumban: si te está hablando y lo oís en tres veces porque querés regar las plantas, quizá el otro se sienta ignorado, o piense que amás más a tu AstrophytumOrnatum (comúnmente Cactus Estrella) que a él. No importa que no sea cierto, la verdad no tiene nada que ver con el amor, lo que importa es cómo percibimos las cosas, cómo nos afecta el otro.

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Estos días de cuarentena, para algunos, son vividos sin la persona amada. ¿Puede crecer el amor a distancia? ¿Puede que la falta de una persona la vuelva más presente, más importante, convoque cada vez más dependencias de nuestro corazón?

Recuerda Martín Kohan que “Barthes, analizando las figuras del discurso amoroso, sostenía que lo que el enamorado no tolera es la falta de respuesta de la amada, porque soporta verse rechazado como sujeto amante, pero no soporta verse rechazado como sujeto hablante”. El siglo XXI nos enseñó los devastadores efectos de clavar el visto. A algunos les da por llorar en silencio, apretar los dientes y esperar (días si es necesario) y, recién entonces, admitir la indiferencia y resignarse. Otros, menos noveleros, se distraen con otras cosas (u otros mensajes) y, luego de un tiempo, sin heridas mortales en su autoestima, prueban volver a escribir, por si las dudas (esta manera de la insistencia funciona con algunas personas: esas que quieren ser perseguidas antes de soltar el sí). Otros, en el límite de la cordura, eligen enviar entre 8 y 23 mensajes y llamadas perdidas, por si la persona amada, por alguna distracción, aún no hubiese notado que solicitan su respuesta. En algunos de estos casos, que llamaremos “de clavamiento del visto”, o de “plantamiento óptico”, el amor crece deforme, crece de un solo lado, y quizá la  misma fuerza de crecimiento de ese lado de la construcción termina por aplastar el otro lado, y anula toda posibilidad que hubiere de que el lado pequeñito crezca.

Cuando Piglia dice que la correspondencia es un género perverso, podríamos divertirnos pensando que lo perverso, en el amor, es la no correspondencia. Uno puede estar enamorado hasta los tuétanos de alguien que no le co- responde, pero estaríamos más bien en una soledad amorosa no admitida. La importancia de que el otro me responda nos la explica Ivonne Bordelois en una charla TEDX: “El amor, piensen, es entrar. Es entrar en una casa, entrar en una intimidad, entrar en una cama. Y entrar en una conversación. En una larga conversación. El amor es eso, es una larga conversación. Cuando nos fallan las palabras en el amor, quiere decir que el amor está en peligro”. Como si amar fuera en gran parte hablar. Deberíamos decir: “te amablo”. Nos hallamos ante el nacimiento de nuevos usos de la anatomía humana para poetas: “te amablo con todo mi corazón y toda mi lengua”, “te amablo en todas tus historias de instagram”, “te amablo con frases leves de la primera a la última temporada de Juego de Tronos”, “te suavemente amablo tres videollamadas al día”. Mientras nos sintamos hablados nos sentiremos amados. Me acuerdo de un profesor de teología que nos contó que en la versión latina de la Biblia, la famosa Vulgata, cuando tuvieron que traducir el fragmento en que Adán, después de probar con muchos animales, se quejaba de no hallar “ayuda idónea”, y entonces Jehová le envió a Eva, y halló lo que buscaba, la Vulgata traduce que, antes de Eva, Adán no hallaba “alguien con quien dialogar”. ¿Y vos qué hallaste en esta cuarentena?

Si lo que hallaste, o lo que diste,  fue una no correspondencia, puede que sea sólo por la situación: algunas personas no están pudiendo consigo mismas en el aislamiento y es esperable que tampoco puedan con los otros, actúan como les sale, no lo tomes personal, o; y esto va a doler más: empezaron a alejarse y ya no hay vuelta, se acaban de convertir en dos almas paralelas y, pase lo que pase, no volverán a tocarse, aunque se pasen cerquita como dos cordones de vereda de la misma cuadra. En horas así, uno podría sentir lo que sintió aquel antiguo oficial romano al hablar con Jesús, hace dos mil años, pero en la reescritura de Juan Solá:  “No soy digno de que entres en mi/ cama pero un solo like tuyo/ bastará para sanarme”.

Fotos de sitios públicos de internet y de la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM.

Icono fecha publicación  21 de abril de 2020

Mauro Guzmán

Estudió literatura y teología. Coordina talleres de escritura creativa y de narración oral, es narrador oral y bibliotecario. Publicó cuentos, poemas y columnas en revistas, diarios y blogs del país y del extranjero. Condujo programas y columnas de radio y televisión (UniTeVe-premio ACORCA por «Ciudad de todos»-, Radio Universidad Nacional de Villa María y Radio Tecnoteca). Su libro de poemas Quererte es un fuego difícil se publicará próximamente en la editorial universitaria EDUVIM. 

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Universidad Nacional de Villa María

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Bv. España 210 (Planta Alta), Villa María, Córdoba, Argentina

ISSN 2618-5040

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