A pesar de que no publicó mucho y que durante más de 20 años no se editó nada formalmente, de alguna manera, ese duende, esa magia que envuelve su obra logró que muchos jóvenes la conocieran, la lean en páginas y blogs de internet, que circule su obra por las redes, que la elijan como referencia para otras obras. Significa entonces que Edith sigue naciendo en su escritura y en la poesía, la música, los films de otros artistas que la referencian permanentemente.
“Tal vez porque fui rama con hojas sin espinas…” [1], tal vez por eso, por esa capacidad de mirar lo que para otros era invisible, por esa condición de priorizar lo mínimo, lo sencillo, lo pequeño, lo casi insignificante, tal vez por eso, Edith es la poeta de la ciudad que se ha transformado en un mito, tal vez por eso la llaman maga, hechicera, por valerse de aquello que carece de voz, como la gramilla del campo, el trébol, las hojas del sauce, con aquello que parece “un murmullo apagado en la arena” [2], el balido de una oveja, la estela que a su paso deja el caracol. Edith nombra estos inadvertidos y pequeños mundos y luego hace un experimento con las palabras, usa unas pócimas, trabaja en un laboratorio y realiza una operación con el lenguaje, y surge transformado en pura belleza, da resultados de alto contenido estético. Usando palabras de Silvio Mattoni [3] podría decir que Edith, como Juanele, es la “voz sagrada de la tierra ingenua”. A Edith le llama la atención lo pequeño, lo que no tiene espacio, lo que otros desechan, lo frágil, lo vulnerable, y esos elementos le permiten atrapar lo inmenso, lo que no se puede encerrar:
Tan solo una caracola
Para tener cerca el mar.
Tan solo una rama verde
Para sentir el sauzal. [4]
Tal vez su sensibilidad extrema le daba la posibilidad de mirar aquello que era insignificante, tal vez, los grandes dolores de su vida hicieron que esa mirada particular y enigmática se acentuara.
Uno de esos momentos oscuros tiene que ver con lo laboral ya que, en 1979, cuando era la directora de un jardín de infantes creado por el Dr. Antonio Sobral, fue separada de su cargo por una exoneración llegada desde el Ministerio de Educación de la Nación que le impedía ejercer su trabajo en todo el ámbito del país. Al inicio de la democracia volvió a la institución pensando que la reintegrarían y, por cuestiones algo extrañas se le dijo que no podía hacerlo, que aún estaba vigente esa orden de la dictadura.
Durante ese fatídico año, 1979, sufrió el allanamiento de su casa, tres veces entraron las botas de los grupos de tareas y pisotearon sus papeles, se llevaron pequeños tesoros personales y marcaron la piel de la poeta a fuego y terror. Hay quienes aseguran que de allí empezó esta relación extraña con su casa, aquel hermoso lugar que otrora era escenario de encuentros y belleza se fue cerrando hasta llegar a ser un espacio prohibido para quien no fuera ella. Nadie más entró a su casa. Recuerda ella en el libro de Marta Parodi [5] que fue a un terapeuta y le dijo: “no vengo por mí, vengo por mi casa”.
Uno de sus grandes dolores, que parece sublimar con la poesía, es el del desamor. Cuando se enteró de que su marido la engañaba decidió que su matrimonio había terminado, y jamás dejó de extrañarlo. Y otro, suponemos, fue la imposibilidad de tener hijos.
Durante muchos años después de su muerte la poesía de Edith Vera no pudo reeditarse por problemas de derechos y herederos. Sus libros se agotaron y sólo quedaron en las casas de sus amigos de entonces, en las bibliotecas, y más cercanamente comenzaron sus poemas a circular por las redes. Eso permitió que su poesía se mantuviera viva, y que haya sido releída, revisitada, revivida por jóvenes artistas y estudiantes de la ciudad y región.
Se da entonces lo que planteó Bajtín [6] cuando dijo que cada texto dialoga, interroga, responde, niega y recrea otros textos.
El poeta Gustavo Borga nombra y rinde homenaje a Edith en varios de sus poemas, siente gran admiración por la poeta y su lenguaje tan cercano a la inocencia de los niños:
Edith escribe
poemas
un ángel los deja
sobre el techo
del geriátrico
de noche los niños
trepan a sus casas
miran en silencio
el único techo
iluminado [7]
Carina Sedevich, poeta santafesina que habita en Villa María desde hace mucho tiempo, escribe referenciando a Edith:
Llueve de nuevo.
Recuerdo a la poeta
que hablaba de una silla
mojándose en el patio.
Era su alma. [8]
El poema de Carina Sedevich hace referencia a uno de los que componen el Libro de las dos versiones [9]:
Versión Primera
El cielo
deja caer la lluvia celeste.
Y yo, miro triste
cómo se moja mi sillita de madera
bajo los árboles.
Versión Segunda
Un manto de hilos grises.
La tristeza del mundo, desmenuzada.
Campo de lavandas, que se disuelve.
Llueve y llueve. [10]
También sorprende que jóvenes egresados de carreras de cine y música elijan a Edith y su poesía para realizar sus trabajos finales de grado.
Sofía Scalzo, cineasta villamariense, estudió en la UNC la carrera de Cine. Sofía realizó una serie de micros con diferentes mujeres de la ciudad leyendo poemas de Edith y tituló su trabajo audiovisual Hechiceras. Le preguntamos cómo fue que eligió a Edith como protagonista de su obra y nos dice:
“Cuando iba a la primaria tenía una maestra de música que se llamaba Alba que nos leía poesías de Edith y yo intuyo o supongo que tiene que haber sido amiga o conocida de ella, porque era muy especial y tengo ese recuerdo de sus lecturas. Después en el 2015 me invitan a un homenaje que se hacía –y que se sigue haciendo- el día del cumpleaños de Edith desde la cátedra del Taller de Escritura creativa del profesorado de Lengua y Literatura de la UNVM a cargo de Beatriz Vottero y su equipo [11]. Natalia Mana, Daniela Rivarola, Jesica Mariotta, me invitan a sacar fotos, y ahí quedé fascinada con su poesía. Me impactó la admiración de las personas que participaban y todo el tiempo hablaban de seguir difundiendo su obra porque estaba muy olvidada, sobre todo por lo que había pasado en la escuela Rivadavia, donde no pudo trabajar nunca más a pesar de haber vuelto la democracia. Y además no era posible reeditar su obra. Me quedé muy conmovida. Hablando con las chicas del equipo que hacen realmente un trabajo de difusión en las escuelas primarias, en los barrios, llevando talleres de literatura en los que se difunde la poesía de Edith, pensé en el audiovisual, sobre todo por el poder que tiene hoy la imagen, y lo pensé como un apoyo a esa tarea de difusión. Yo justo venía explorando esto de los formatos cortos en el audiovisual por la movida de las redes, por los modos como se difunde la información, entonces ahí surge la idea de hacer los micros. Me parecía que la poesía de Edith daba para eso porque es muy visual. Ahí surge lo de Hechiceras porque me parecía que las que le tenían que dar voz a la poesía de Edith tenían que ser mujeres luchadoras, mujeres que están en movimiento en la cultura de Villa María. Entonces aparece Gabriela Manfredi, Natalia Mana, Lía Pereyra, para remarcar también esta parte de lucha social que aparece en la poesía de Edith, no solo la faceta más infantil de su trabajo.”
Silvina Usabarrena, artista plástica y música de Bell Ville, egresada de la Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual de la UNVM realizó junto a su compañera Teresa Bonaglia un video biográfico sobre Edith para su TFG, nos dice:
“A Edith la conocí a través de mi compañera, Teresa Bonaglia, profesora de Literatura, quien me invitó a sumarme al proyecto del documental biográfico. A Edith pude verla los últimos días de su vida en el geriátrico llamado Azul. La primera vez fuimos a contarle que haríamos un documental sobre su vida. Nos había recibido muy contenta, la recuerdo sentada en un sillón en el hall de entrada y nos decía que aceptaba que la filmáramos y contáramos su vida. A la semana aproximadamente fuimos nuevamente a comenzar con las entrevistas, creo que aún no llevábamos la cámara, y la enfermera nos dijo que Edith no estaba bien, que no quería recibir visitas. Su habitación daba al hall y la pudimos ver recostada en la cama, debajo de la cual tenía un libro de tapas duras, tipo oficio, como un libro de actas. Edith escribió hasta sus últimos días, le dictaba los poemas a la enfermera. Siempre me pregunto dónde estarán esos libros. Fue muy triste verla así. Al poquito tiempo Edith abandonaba este mundo y nosotras nos quedábamos sin nuestra protagonista”.
El documental se realizó sin la presencia de Edith, con actores, poemas, imágenes que remiten a ella.
Miriam Ferreyra, música de la ciudad de Villa María, también eligió a Edith para su trabajo final de grado de la Licenciatura en Composición de Música Popular de la UNVM. Ella musicalizó dieciséis poemas y arregló tres canciones para coro que pertenecen a distintas etapas de creación de la poeta. Miriam se contactó por primera vez con la obra de Edith a través de la biografía que escribió Marta Parodi Con trébol en los ojos. El trabajo Final llamado Cantando a Edith nació del impacto emocional que produjo en la autora la obra de la poeta, semilla y fruto a la vez. Miriam todo el tiempo es invitada a interpretar las canciones que musicalizó y de esa manera replica la emoción y promueve y difunde la obra de Edith.

En 2018, después de años de espera, la Editorial de la UNVM, EDUVIM, consiguió los derechos de la obra de nuestra poeta amada y pudo publicar la edición facsimilar de Las dos naranjas. De esa manera la obra de Edith habita nuevamente el papel, circula por las manos de los niños y de todos los amantes de su poesía.
Entonces, a pesar de que en el año 2003 Edith murió y recién en el año 2017 EDUVIM accedió a los derechos de la obra, nos animamos a decir que tanto en la difusión por medio de las redes actuales como a través de la obra de jóvenes artistas, a través del amor que por ella manifiestan docentes, escritores, promotores de lectura, a través de los niños que descubren su poesía en las escuelas, en los talleres, en todos los espacios culturales de la ciudad, Edith sigue naciendo día a día con el corazón lleno de abejas y con su lenguaje como sustancioso panal. [12]
Nota al pie
[1] Vera, Edith. La palabra verde y los caracoles. Inédito. En Parodi Marta. “Con trébol en los ojos” Plus Ultra. Buenos Aires. 1996.
[2] Vera, Edith. Verso del poema “Vamos a recoger hierbas por el mundo…”. Las dos naranjas. EDUVIM. Córdoba. 2018.
[3]Mattoni, Silvio. El cuenco de plata. Ed. Interzona. Buenos Aires. 2003.
[4] Vera, Edith. Las dos naranjas. EDUVIM. Córdoba. 2018.
[5] Parodi, Marta. Con trébol en los ojos. Ed. Plus Ultra. Buenos Aires. 1996.
[6] Mijail Bajtín, Teoría y estética de la novela. Taurus. Madrid. 1989.
[7] Borga, Gustavo. Para vos no. Llanto de mudo editorial. 2010.
[8] Sedevich, Carina. Cuadernos de Lolog. Postales Japonesas Editora. Córdoba. 2017.
[9] Vera, Edith. El libro de las dos versiones. Editorial Radamanto. Villa María. 1998.
[10] Vera, Edith. El libro de las dos versiones. Editorial Radamanto. Villa María. 1998.
[11] Actualmente el equipo de la cátedra a cargo de la Licenciada y profesora Beatriz Vottero está integrado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Lourdes Oliva y cada 27 de agosto festejan el cumpleaños de Edith con sus estudiantes.
[12] Referencia a un poema de la última etapa de la poesía de Edith Vera “Que tenga el oído atento a la injusticia…”. Parodi, Marta. Con trébol en los ojos. Ed. Plus Ultra. Buenos Aires. 1996.
Fotos de la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM. Videos de sitios públicos de internet.
16 de abril de 2020

Silvia Giambroni
Es profesora de Lengua y Literatura y Licenciada en Ciencias de la Educación por la UNVM. Fue vicedirectora del Instituto Superior Víctor Mercante de Villa María, Córdoba, y docente de nivel medio y nivel superior en la misma institución. Participó como compiladora y escritora del libro de EDUVIM “Escritos sobre jóvenes”. Ha coordinado la subsede Villa María del festival internacional de poesía de Córdoba. Participa en lecturas, talleres y todas aquellas actividades donde se difunda la poesía.