Las dos caras de las

Estadísticas
por Marianela Truccone

“Las estadísticas son una luz que deja en la oscuridad lo que no ilumina.”
María Ángeles Durán (Socióloga española)  

 

La estadística, en general, es un instrumento de gobierno y contribuye a marcar agenda en la acción pública. Los datos estadísticos pueden generar expectativas y tendencias en la sociedad, constituyen una referencia del comportamiento de los actores, nutren el discurso de los diversos medios de comunicación y aportan evidencias sobre las cuales fundar decisiones de política pública, cuyas consecuencias impactan en las condiciones de vida y bienestar de las poblaciones.

De esa manera, los creadores de cifras acerca de la sociedad pueden ofrecer marcos de referencia para debates en la opinión pública, estableciendo una red de vinculaciones e intereses entre las instituciones que las crean y los centros de poder que las distribuyen como “cajas negras” de información. Por otra parte, la tendencia es la recepción de las estadísticas como verdades absolutas, sacras e irrefutables y son trasmitidas de la misma manera sin ningún tipo de replanteo o análisis de las metodologías empleadas para compilarlas como así también poco conocimiento de las condiciones sociales y políticas que forman parte de su producción.

Por lo expuesto anteriormente, es posible plantear una reflexión acerca de la importancia de la publicación y/o ocultamiento en la publicación de ciertos datos estadísticos económicos y sociales como una manera de generar un nuevo espacio simbólico a partir de ciertos cortes temporales o de variables y con ello, lograr mapas de realidades diferentes. Dichos mapas están constituidos o enmarcados dentro de relaciones de poder que se construyen de acuerdo a determinados intereses u objetivos.

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La estadística posee un gran protagonismo dentro del espacio de legitimación del dispositivo de ejercicio del poder y de su práctica discursiva al otorgarle carácter de rigurosidad técnica. A la vez, permite ordenar a los sujetos económicos en mapas especiales para ser gobernados.

Las estadísticas proporcionan una suerte de conocimiento del Estado a través de la enumeración y la descripción de todos los recursos que lo caracterizan en un determinado recorte temporal. En efecto, en las estadísticas podemos incluir datos de pobreza, de la población y su composición, datos de alimentación y necesidades básicas insatisfechas, de riqueza y su distribución, del sistema impositivo. Bajo esta perspectiva, los indicadores en el mapa de realidad de una sociedad afectan la percepción de los actores en relación con otros y en sí mismos. A pesar de que la medición de estos indicadores se construya con elementos posibles de considerar como técnicos o exógenos a la sociedad, no se puede ignorar que las estadísticas sociales son producto de variables socio-culturales endógenas a las formas de pensar la realidad y la actuación del Estado en la historia.

En economía, la producción y publicación de ciertas estadísticas como por ejemplo el PBI o la inflación, puede ayudar a convalidar cierta “legitimidad” en cuanto al crecimiento de un país. Pensemos por ejemplo en las implicancias del análisis de estas variables en titulares periodísticos o en notas de analistas de la actualidad como estrategia de consolidación del ejercicio del poder.

El Estado puede utilizar como herramienta para el control de la población y el aseguramiento de su “gubernamentalidad” a la estadística en la medida que se basa en el fruto del saber, del conocimiento experto, que es un ingrediente indispensable del proceso de la construcción del poder. La estadística forma parte de estas relaciones que se establecen de manera intencional ya que atraviesan a las personas, a las instituciones, a las políticas económicas, y son una práctica discursiva importante del dispositivo de las relaciones de poder en la administración estatal.

La acción coercitiva del monopolio del Estado tiene su fundamento en la necesidad de generar certidumbre al individuo dentro del orden del mercado en cuanto a la aptitud de hacer respetar reglas generales, garantizando la seguridad de los agentes económicos.  Este monopolio le da marco a una gama de actividades y servicios exclusivos que legitiman esta concentración de poder y decisiones en el marco de las garantías de las libertades individuales como lo son la instauración de un sistema monetario eficaz y la disponibilidad de información para la elaboración de estadísticas.

Los datos estadísticos son grandes modelos de estandarización y normalización de los comportamientos de la burocracia cuando ésta es auditada o controlada bajo las mismas normas tipo empresariales. La tensión que generan estos controles o auditorías en el Estado y la necesidad de contar con indicadores de alto rendimiento, provocan que no se concentren los esfuerzos en los objetivos reales de cada sector o actividad a realizar: se incurre en la “fetichización de la cifra”, entendiendo al Estado como “fábrica de resultados” y a la cifra estadística como certificadora de la validación pública del éxito y eficacia de las políticas públicas aplicadas.

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Una revisión importante que es necesario realizar como lectores y consumidores de información es esta relación estrecha que existe entre la construcción y publicación de datos estadísticos con los intereses y objetivos sociopolíticos que las determinan y conforman.

Por ello, se puede hablar del uso de la estadística como un dispositivo de control, como una herramienta de construcción de una nueva territorialidad, de nuevos espacios. Como así mismo, de nuevas relaciones para la conservación o reproducción del sistema social capitalista: se hace visible con fórmulas, metáforas y términos propios que son difíciles de comprender. La estadística es la práctica discursiva exclusiva de expertos que emiten información incuestionable y poco traducible a un lenguaje de la vida cotidiana.

En la actualidad, los resultados estadísticos económicos marcan tendencia en la sociedad y manejan, en muchos casos, algunos destinos y fuentes de información. Es una herramienta de gobierno y sirve para marcar agenda en la acción pública. De esa manera, los temas de agenda son construidos por los creadores de estas estadísticas y puestos como tema de discusión, según intereses y relaciones que se deseen establecer entre las instituciones que las crean, los centros de poder que las “distribuyen” y los individuos económicos que toman decisiones al respecto -quizás de manera más construida socialmente que desde una propia conciencia individualista maximizadora de beneficios-.

Es un proceso complejo el de la estadística “actuando” funcionalmente al momento de ser partícipe de ciertos procesos históricos a doctrinas imperantes. Bajo esta línea de pensamiento, la estadística no podría evolucionar de manera más independiente de las doctrinas económicas y sus prácticas. Es un proceso muy difícil de deslindar, ya que la construcción de estadísticas basadas en intereses propios de algunas instituciones y estructuras forma parte de la misma construcción social para la explicación de los fenómenos económicos.

La estadística posee un gran protagonismo dentro del espacio de legitimación del dispositivo de ejercicio del poder y de su práctica discursiva -en el momento que se define y se expresa en un lenguaje propio- al otorgarle carácter de rigurosidad técnica necesario para su indiscutida reputación científica. A la vez, permite ordenar a los sujetos económicos en mapas especiales para ser estudiados, administrados y, sobre todo, gobernados.

Una revisión importante que es necesario realizar como lectores y consumidores de información es esta relación estrecha que existe entre la construcción y publicación de datos estadísticos con los intereses y objetivos sociopolíticos que las determinan y conforman. O, en otras palabras, a quién le conviene o le es funcional, a qué o quiénes le es redituable la publicación o el ocultamiento de dicha información. Con esta reflexión es factible la generación de un pensamiento crítico ante la imperante frecuencia (valga el término estadístico) de discursos de verdad.

 

 

Bibliografía

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Fotos de sitios públicos de internet.

Icono fecha publicación  2 de julio de 2020

Marianela Truccone

Es doctoranda en Ciencias Sociales y licenciada en Economía de la UNVM. Se desempeña en el área de investigación de la sociología económica en la construcción social de las estadísticas de pobreza. Es docente auxiliar de los espacios curriculares “Estadística y Probabilidad”, “Planificación Económica”, “Cuentas Nacionales” e “Introducción a la Problemática Económica”. Integra el equipo de Estrategias de Aprendizaje en el Curso de Ingreso y es tutora en la plataforma del Campus Virtual de la UNVM. Integra equipos de investigación en el área de Economía, Desarrollo Regional, Comunicación Social y Recursos Educativos Abiertos.

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Universidad Nacional de Villa María

Secretaría de Comunicación Institucional
Bv. España 210 (Planta Alta), Villa María, Córdoba, Argentina

ISSN 2618-5040

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