Música Corporal Latinoamericana

La vuelta a lo orgánico
por R. Elizalde, M. Maglianese y F. Bussi

Latido Americano: reconocer la música que somos

La música corporal viene creciendo como tendencia mundial: desde hace diez años se están consolidando grupos artísticos, escuelas y festivales en Brasil, España, Uruguay, Alemania, Estados Unidos y Argentina, por nombrar algunos países. Además, diferentes artistas con cierto reconocimiento la utilizan también como parte de sus presentaciones. ¿Es por moda? ¿Por economizar y reducir los costos de instrumentos y equipos? ¿Por hacer más sustentable y ecológica la industria musical? ¿Por instalar un modelo de cuerpo? ¿Qué es lo que está haciendo crecer a esta propuesta emergente?

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Buscamos reconocer con el cuerpo diferentes expresiones folclóricas afro-centro-latinoamericanas mientras nutrimos la posibilidad de escuchar la diversidad de identidades sonoras.

Suele ser difícil escribir sobre algo que todavía está creciendo. Pero también es muy orgánico ya que se destaca de la normalidad y de por sí llama nuestra atención. Lo cierto es que no tenemos la respuesta exacta de por qué es que está siendo cada vez más elegida y “mejor posicionada” la percusión corporal, aunque sí tenemos observaciones, percepciones y propuestas para compartirles desde nuestra posición. La propuesta de percusión corporal con la que trabajamos la nombramos geográficamente como latinoamericana no por empatizar con el colonialismo y el genocidio a los pueblos originarios, sino por reconocer que en los procesos de transculturación que involucraron la trata de esclavos desde África a América y los virreinatos de España en estas tierras, se generaron ritmos y expresiones musicales que son reconocidas como latinoamericanas, tanto en su dimensión sonora como social. Hay otros dos motivos que nos invitan a nombrarnos así. Uno es el hecho de que quién diseñó este modo de vincular el lenguaje con el sonido y el cuerpo es Maximiliano Maglianese, que concibió esta propuesta como respuesta a un conflicto social en un barrio marginal de Santa Fe y la gestó con mucho compromiso en una casa de adobe en la comuna de Arroyo Leyes (Santa Fe, Argentina), para seguir dándole vida en cada uno de los talleres y encuentros que se llevan a cabo de manera itinerante en Argentina, Latinoamérica y Europa. Por último y no menos importante, el nombrar Música Corporal Latinoamericana permite que trabajamos con ritmos tradicionales del repertorio latinoamericano, que describe y muchas veces denuncia las injusticias de nuestros pueblos.

En una observación genealógica, encontramos que la música corporal, es decir la percusión corporal, el canto y el movimiento son lenguajes ancestrales que han atravesado a todas las culturas. Si ponemos foco específicamente en lo que respecta a la percusión corporal, la cual definimos como tocar o percutir partes del cuerpo, algunas expresiones todavía conservan elementos de este tipo como puede ser el zapateo del folklore argentino o las palmas flamencas, por nombrar algunas. Otras se fueron perdiendo y otras tal vez no llegaron a desarrollarse espontáneamente en el cuerpo sonando pero sí se manifestaron en cuerpos bailando que dialogan con lo que suena en los instrumentos. Desde Latido Americano buscamos reconocer con el cuerpo, el ADN rítmico/melódico de diferentes expresiones folclóricas afro-centro-latinoamericanas para difundirlas y ponerlas en valor mientras nutrimos la posibilidad de escuchar la diversidad de identidades sonoras con las historias que en ellas habitan.

Collage de fotos sobre música corporal

Desde una contemplación orgánica, la vida es movimiento desde que somos encuentro fluido de óvulo y espermatozoide, viajando en el útero para crecer hasta salir y seguir moviéndonos toda la vida hasta el último suspiro. El movimiento es sonido. Si hay vida, hay pulso, hay corazón latiendo, hay movimiento, hay sonido, hay posibilidad de ser música y canal comunicativo de ideas mediante expresiones sensibles. Desde la vida intrauterina ya hay escucha, luego las primeras infancias suelen moverse espontáneamente al escuchar músicas y también inventar sus propias melodías cantándolas sin ningún pudor. ¿A dónde van todas esas expresiones cuando empieza la edad escolar, cuando sigue la edad laboral o cuando la sociedad enjuicia y encasilla mientras el capitalismo reprime cada vez más cualquier expresión de creatividad que no sea una respuesta productiva a los problemas del mercado? Nuestra propuesta invita a revincular cuerpo y música, expresión creativa individual y colectiva. La clave es el lenguaje de fonemas, un elemento orgánico que también es ancestral y transcultural, pero que en este momento y contexto se torna una pieza fundamental para reconstruir el canal de coherencia con el fin de conectar lo que pensamos, con lo que decimos y lo que hacemos. 

El lenguaje es uno de los principales desarrollos intelectuales y la onomatopeya es un sonido primario que atraviesa todas las fronteras. Por ejemplo, uh y oh son sonidos graves, fonemas universales de alerta, gravedad, asombro. Por otra parte, ah, eh, ih son sonidos medios y agudos, más relacionados con lo alegre, lo diminutivo, lo tierno. Este lenguaje primario de onomatopeyas (fonemas silábicos) es la principal herramienta de conexión con el cuerpo, y desde este mecanismo se incorporan las rítmicas para hacer música corporal, que si se desea podrán trasladarse a otros instrumentos. Si ponemos sonidos primarios a los sonidos de percusión corporal, no sólo incrementamos la motricidad sino que también los articulamos con el lenguaje, estimulando intelectualmente el movimiento. Entonces A, E, I pasan a ser sonidos medios y agudos que encontramos con las palmas en un aplauso (ta), o frotando los dedos en un chasquido (chi), o dejando caer las manos sobre los muslos (pa) y las vocales O, U sonidos graves que suenan cuando golpeamos la palma de la mano sobre pecho (tum) o la planta de los pies sobre el piso (pum).

En el instante en el que probaste decir los fonemas y tocar tu cuerpo desde el sonido, ya empezó a ocurrir la magia de reconocer la música que sos y a surgir el placer de sonar y resonar.  Pero cuidado que, si encima compartís la experiencia con otras personas, se suma la alegría de construir colectivamente.

Con una perspectiva científica, desde el ámbito de la enseñanza artístico musical la percusión corporal es una de las llaves más accesibles para crear. Encontrar instrumentos en el propio cuerpo es una manera de relacionarse con los sonidos y los movimientos, como también es un acceso directo a reconocer el sistema propioceptivo. Nuestro sistema nervioso central tiene receptores distribuidos y hermosamente expandidos en todo nuestro cuerpo. Están en articulaciones, tendones y tejidos que envuelven a los músculos. Están en las cápsulas articulares, en los ligamentos de unión entre partes y nervios que son los responsables de que tengamos consciencia del estado interno de nuestra corporalidad. A esta fiesta se suma otro invitado: el sistema vestibular, que se ocupa de procesar la información sensorial vinculada al equilibrio y al movimiento de los ojos.

Para explicarlo de manera sencilla, diremos que en el oído medio se encuentran unas estructuras de las más primitivas de nuestro organismo llamadas sáculo y utrículo, donde hay unas bolsitas con un gel en el cual están inmersos unos cristales llamados otolitos que son muy sensibles a los cambios de la gravedad y que al moverse presionan y activan unos pelitos que hacen que determinadas neuronas amigas lleven información al cerebro. Esta información tiene que ver con los movimientos del cuerpo a través del espacio y los cambios de posición de la cabeza. El sistema vestibular y el sistema propioceptivo se unen para juntos mantener el tono muscular y coordinar automáticamente el movimiento de ojos, cabeza y cuerpo, manteniendo un campo visual estable. Además, son fundamentales en la percepción del espacio y en la orientación del cuerpo en relación a este.

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La Percusión Corporal Latinoamericana fomenta la comunicación con el mundo que nos rodea y es un recurso importante para la estimulación neurocognitiva.

Al pensar y relacionar el sistema vestibular con la Percusión Corporal Latinoamericana nos focalizamos entonces en el oído, el cual estimulamos a través de la escucha, la asimilación de bases rítmicas, secuencias sonoras y lenguaje. Lo fundamental de esto es que el trabajo de estimular nuestros sistemas nos va a acompañar para siempre en el desarrollo psicomotriz. Si decidimos desarrollarnos psicomotrizmente desde el sonido con la Percusión Corporal Latinoamericana, produciremos mayores dosis de endorfina, dopamina y serotonina. Las hormonas viajando por nuestros cuerpos entre otras cosas generan placer y sentir placer ayuda en la resolución de cualquier conflicto.

Resulta posible entonces realizar una predicción científica de mejora al implementar la Percusión Corporal Latinoamericana como una herramienta clave en el conjunto de estrategias para fomentar el movimiento, tanto en personas sin trastornos ni patologías que comprometan la movilidad, como en personas que sí tengan inconvenientes en este aspecto. La propuesta de reproducción de secuencias de movimiento y sonido con el propio cuerpo pone en marcha lo que llamaríamos movilizaciones activas asistidas, adaptadas a cada persona en particular, y permite además desarrollar las actividades desde un enfoque más amigable, lúdico y emotivamente acorde con la realidad. Estas movilizaciones activas asistidas que ponemos en marcha mediante la Percusión Corporal Latinoamericana pueden ser bases rítmicas o no, pero en conjunto con el canto y la dicción de onomatopeyas pueden resultar una muy linda manera de estimular la memoria de acciones, la organización de tiempos de espera, la coordinación y la asociación tanto de segmentos corporales como de ideas, palabras y emociones propias y del colectivo.

Por tanto, es válido considerar la Percusión Corporal Latinoamericana como un recurso importante para la estimulación neurocognitiva de las personas. Nos parece significativo destacar también que la práctica de este tipo de actividades puede incluir el estímulo del equilibrio y la coordinación dinámica en la marcha, además de fomentar la comunicación con el mundo que nos rodea a través del sistema exteroceptivo y sus sentidos amigos: el tacto, la visión, el gusto y la audición.

Collage de fotos sobre música corporal

Para terminar la brújula que les armamos para este viaje a la música corporal, les compartimos la magia del conocimiento poético, ese otro modo de transmitir y vivir las experiencias incorporando el mundo sensible y la potencia de la imaginación. Lo poético como gesto cotidiano, como algo presente en la vida de todos los días y no necesariamente en forma de versos adentro de un libro que sigue cerrado en alguna mesa o biblioteca. Lo poético de decir, de sentir, de respirar, de sonar, de escuchar, de jugar, de andar, de reconocernos en otras personas, de disolvernos en una experiencia de caos colectivo como puede ser estar cantando, tocando y recorriendo un espacio muchas personas a la vez en un taller de música corporal latinoamericana. Lo poético de encontrarnos a observar, analizar, accionar y reflexionar. Lo poético de intentar volver a lo orgánico, al placer, a lo colectivo, a comunicarnos, a reconocer la música que somos y desde ahí construir nuevas realidades amables y amorosas con el propio cuerpo, con el ambiente y con el entorno. Lo poético de andar por la música y por la vida ensamblando los fragmentos de una sociedad desmembrada.

Fotos y videos de sitios públicos de internet.

Icono fecha publicación  27 de abril de 2023

Foto de autora de la nota

Rocío Elizalde

Es música, trombonista especializada en orquesta y ensambles contemporáneos. Egresó de la Escuela de Música 9901 en Santa Fe y del Conservatorio F.T. Garzón en Córdoba. Formó parte de orquestas y ensambles de música clásica, contemporánea, jazz y popular latinoamericano. Es egresada del Ciclo de Licenciatura en Música de la Universidad Nacional de Lanús. Actualmente se desempeña como docente en instituciones formales y en Latido Americano – Escuela de percusión corporal. Participa como música y productora en Aié – movimiento cultural de música corporal.

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Maximiliano Maglianese

Es músico, percusionista especializado en géneros latinoamericanos. Fue docente formador en programas educativos culturales de contención e inclusión realizados por gobiernos de nación, provincia, ciudad y ONG. Investiga en profundidad la percusión corporal en su rama artística y didáctica. Actualmente comparte sus resultados en talleres, seminarios y charlas. Enseña percusión y percusión corporal en la Escuela Primaria de la UNL y en Latido Americano – Escuela de percusión corporal. Participa como músico y productor musical en Aié – movimiento cultural de música corporal.

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Federico Bussi

Es licenciado en Kinesiología por la Universidad Nacional de Córdoba, músico, percusionista, estudiante del posgrado en Arteterapia del CentrArt. Integrante del área de Rehabilitación Neurocognitiva del Centro de Rehabilitación e Investigación Dr. Esteban Laureano Maradona y del equipo de Cuidados Domiciliarios de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Santa Fe.

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Universidad Nacional de Villa María

Secretaría de Comunicación Institucional
Catamarca 1042, Villa María, Córdoba, Argentina

ISSN 2618-5040

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