Gisela Magri

Amar a Rosalía
por Noelia Mansilla

Una niña de 13 años recorre las calles de Barcelona, España. Todo el cosmos cotidiano a su alrededor pareciera manifestarse como una repetición sin novedad, hasta que lo fantástico emerge y se le presenta como si fuera de un color azul relámpago entre las bicicletas, los balcones con plantas y la gente. Suena desde algún lugar inesperado, un flamenco del cantaor español Camarón de la Isla. Como escuchando una premonición, la muchacha se detiene y parece atrapar con la mirada los jaleos que se alargan eternos en el aire condensado de la tarde. Al regresar a casa sabe que jamás volverá a ser la misma.

Rosalía Vila Tobella, mundialmente conocida sólo como Rosalía, ahora tiene 26 años, y como lo recuerda siempre, su vida cambió desde aquel día que escuchó el llamamiento del flamenco, un género musical multicultural de más de dos siglos de existencia que irrumpió en su andar a través de Camarón de la Isla. Nacida en San Esteban de Sasroviras, Barcelona, la joven cantaora, compositora y productora, se dedicó desde entonces al aprendizaje de la interpretación de cante flamenco. En diversas entrevistas cuenta que con profundo deseo y obstinación buscó en el camino formas de hacerse un lugar para tocar aún en los “peores escenarios de Barcelona”, algo que, afirma, le enseñó sobre la humildad y el oficio del músico.

Junto al también productor y compositor español, Raül Refree, a los 23 años publicó su primer material discográfico titulado Los Ángeles, “un disco de flamenco decididamente trascendente para un mundo fugaz”, según describiera el crítico catalán Yeray S. Iborra. Pero es con su segundo álbum de estudio lanzado en noviembre de 2018 que alcanza el estallido internacional.

Como quien nombra decididamente lo que desea, antes que todo lo demás Rosalía sabía que este disco -que además resultase de su tesis para obtener el Título Superior de Flamenco en la Escuela de Música de Cataluña-, se llamaría El mal querer. El título devino del nombre fue un álbum donde la cantaora ahonda en las pasiones amorosas a través de un trabajo conceptual, en el cual el flamenco tradicional y la música urbana se cruzan y dialogan sostenidas en una narrativa inspirada en una novela anónima del siglo XIV llamada Flamenca.

Este es el universo sonoro al que nos introduce Gisela Magri en su ponencia Ese cristalito roto. Estallar vocalidades, género y música popular en la obra El mal querer de Rosalía [1].

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Me interesa Rosalía porque pone en el centro la cuestión de la voz y la discusión de las formas de amor, de ser mujer y las de esa dominación masculina tradicional en la cultura heteropatriarcal, europea y moderna occidental. Ella discute eso desde el sonido. Gisela Magri. Cantante, investigadora y antropóloga.

¿Por qué decidís analizar El mal querer en particular, y desde qué parámetros realizás el estudio?

Vengo trabajando hace bastante sobre la cuestión de la voz, las vocalidades en la música popular, y en otro plano, pero atravesando eso, la cuestión de género: cómo se hace género en la música, cómo se hace género al cantar. En la historia de la música occidental, de cierta música, sobre todo en Latinoamérica, me interesa ver cómo se construye ese hacer el género y deshacerlo actualmente o deconstruirlo.

Por otro lado, también por mi práctica musical y docente y de la militancia en la música (yo participo de una asociación de músicos, músicas y musiques en La Plata que se llama Cuchá!), también me interesa la cuestión de cómo se produce la música independiente, popular, que también participa de las industrias culturales, de lo masivo. Escribí el ensayo más bien desde el amor profundo por Rosalía, y la admiración. Me interesa mucho porque justamente ella pone en el centro la cuestión de la voz, pone en el centro la discusión de las formas de amor, y las formas de ser mujer y de esa dominación masculina tradicional en la cultura heteropatriarcal, europea y moderna occidental.

Ella desde el sonido discute eso, de hecho es una tesis. El disco El mal querer tiene que ver con su tesis de grado. Me pareció muy interesante cómo ella desde las sonoridades, desde el uso de distintos materiales, desde lo experimental, desde lo popular, urbano, masivo, resignifica todos esos materiales componiendo esas obras. Me interesó el uso que hace de la tecnología no como un fin en sí mismo, sino como un medio para decir y para contar una historia. Es un poco lo que me sirvió para escribir la ponencia Ese cristalito roto.

El mal querer es un trabajo conceptual y narra una historia inspirada en una novela del siglo XIV de un autor anónimo que se llama Flamenca. En la obra un personaje masculino se casa con una mujer y la encierra. Entonces, da cuenta todo lo que esa mujer vive en esa trayectoria desde ese enamoramiento, desde ese amor romántico, hasta el sometimiento, a la tortura, al encierro, y al empoderamiento, finalmente.

Un poco me interesa cómo ella construye eso desde el sonido. A  su vez, es muy interesante para mí cómo circula su música, siendo que ella lidera el equipo, es hacedora de esa producción -se apoya por supuesto en artistas enormes, justamente, trabajando en colectivo, que es la manera en la que trabajamos todes acá-y  firma contrato con una compañía como Sony, que instala su obra en el nivel de circulación masiva.

 Tu trayectoria como música platense nos demuestra que venís del universo del tango. ¿Pensás que de algún modo eso influye o tiene que ver con que decidas estudiar una obra contemporánea donde se recupera un género con una raíz parecida a la del tango, es decir, una raíz asentada en la poesía popular?

En realidad yo vengo del tango, pero pasé por otras músicas, y también por el flamenco. Estuve varios años cantando en algunos tablados con perfil bajo porque la verdad es que no me he formado con sistematicidad en ese género, pero lo amo profundamente, lo consumo, por eso estoy siempre atenta a lo que se produce. Rosalía me deslumbró y también tocó la fibra que desde esa pasión que me genera este estilo musical. Lo que me preguntás es interesante, porque creo que todas las músicas –el tango no está exenta de eso- se están transformando todo el tiempo y, en este momento, se está produciendo un nuevo tango. Yo estoy empezando a componer o a darle visibilidad a composiciones propias.  Hay muchísimas y muchísimos compositores y letristas nuevos en el tango argentino, de Buenos Aires y de todas las provincias, que estamos empezando a construir escenas locales y regionales de tango nuevo, y eso tiene que ver un poco con ese movimiento, ¿no?, que Rosalía pone en escena. Los géneros están en ese cruce hoy más que nunca, las fronteras se están desdibujando, pero que también se retoman, se tensionan. No es un movimiento lineal.

Me parece que sí, está buena la analogía porque estamos un poco en eso, con el tango y con las tradiciones desde las que venimos.

 Parte del título de tu ponencia es Estallar vocalidades…, en este sentido y desde tu formación como técnica vocal, ¿cuál es tu análisis de la voz como fenómeno sociocultural?

Justamente la voz es como el territorio en el cual, para mí, se montan esos entramados entre lo que es el cuerpo, el lenguaje, la cultura, lo íntimo, y lo público: un vehículo y un territorio donde se van gestionando, tensionando y haciendo un montón de manifestaciones que tiene que ver con nuestro hacer en la cultura. También el género, las femineidades, las masculinidades y otras identidades de género se hacen al cantar, se hacen en la voz, que es un poco lo que vengo estudiando en esta tesis en la que vengo trabajando. Me interesa mucho cómo Rosalía pone ahí en el centro a la voz, pero a su vez, cómo usa otros recursos para darle lugar. Recursos tecnológicos, no solo el vocoder o el autotune, esos que son bien específicos del procesamiento digital de la voz, sino otros. Usa sonoridades cotidianas como motores, los jaleos del flamenco, etc. Hace un universo para poner ahí la voz, porque la producción, -ella lo dice- está muy vacía, tiene pocos elementos. En mi ponencia analizo eso y siempre vas a ver que hay algún elemento de raíz flamenca, de músicas urbanas contemporáneas como el ocho cero ocho, cajas de ritmo, palmas. En la voz y los coros, el trabajo de armonías vocales, arreglos, es fabuloso.

Entonces, me parece que ella pone ahí en el centro eso: la resignificación de la cantante, de la cantaora, que ha sido tan denostada en nuestra historia. Siempre, históricamente, las cantoras hemos quedado en el lugar de lo feminizado que es lo que no es racional, lo que no está entrenado en la tecnología, lo que está despojado de  instrumentalización, por eso siempre hay un hombre acompañando y en general hay pocas instrumentistas. Eso está cambiando muchísimo, es algo notorio en la currícula, lo vemos en los estudiantes y las estudiantes.

Y lo que hace Rosalía es justamente resignificar ese lugar de la cantora, de la cantaora, del baile también, todo el tiempo cruzado, articulado a la práctica, a la performance. Ella dice “yo me entrené para esto, no hay alguien atrás, yo me entrené, soy música y al vocentrismo lo afirmo, no lo resignifico diciendo voy a aparecer con la guitarra para legitimarme como música, no”. Se legitima desde la voz y desde la producción de estudio y la composición. Y me parece que esa es una forma de afirmación y empoderamiento que las mujeres músicas y las disidencias estamos haciendo también desde las organizaciones.

 

Notas al pie

[1] Presentada en el 7º Congreso Latinoamericano de Formación Académica en Música Popular realizado en agosto de 2019 en la UNVM.

 

En esta nota

Gisela Magri nació en La Plata. Es cantante y licenciada en Música Popular con formación en técnica vocal, danza y teatro. También es investigadora y antropóloga por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). A lo largo de su carrera participó de formaciones de tango, samba y flamenco. Entre los años 2014 y 2017 publicó como solista los discos Glicina Oscura (tango y samba enredados) y Madeja. Además preside la Asociación Civil de música independiente Cuchá! Músicxs Platenses Produciendo, y forma parte de la Red de Músicas Mujeres y la Federación Argentina de Músicos Independientes (FAMI).

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Icono fecha publicación  4 de abril de 2020

Noelia Mansilla

Es estudiante avanzada de la licenciatura en Comunicación Social de la UNVM y coordinadora de talleres de extensión universitaria. Fue productora y conductora de Lunáticas, un programa feminista emitido por Radio Tecnoteca. Actualmente participa de una columna de género en Amigos del Rock, por Radio Universidad. También es cantautora, cinéfila y lectora. Trabaja en el área de prensa del Colegio de Psicólogos Delegación Villa María, y es becaria de la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM.

Universidad Nacional de Villa María

Secretaría de Comunicación Institucional
Bv. España 210 (Planta Alta), Villa María, Córdoba, Argentina

ISSN 2618-5040

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