César Barbero

El valor del descubrimiento
por Vanina Anunziata

César Barbero tiene una trayectoria científica ampliamente reconocida a nivel internacional en el campo de la nanotecnología. Ha trabajado como investigador en el Instituto Paul Scherrer en Suiza y hoy es profesor titular y director del Instituto de Investigación en Tecnologías Energéticas y Materiales Avanzados (IITEMA – CONICET) de la Universidad Nacional de Rio Cuarto (UNRC). Aquí su perspectiva acerca de la importancia de la investigación y el vínculo del científico con la sociedad.

A veces se piensa en el científico como una persona aislada de lo social, preocupada sólo por su tema de investigación. ¿Es esa su experiencia?

A lo largo de mis investigaciones me ha tocado trabajar con colegas de Suiza, Alemania, Francia, Inglaterra, Suecia y Hungría, Gales, Brasil, Chile, Perú y grupos de diversas ciudades de Argentina como Buenos Aires, La Plata, Bariloche, Córdoba Capital, Mar de Plata y Neuquén, entre otras. 

La idea del científico aislado es un mito más propio de las historietas que de la historia de la ciencia. La ciencia es una de las actividades más sociales del ser humano ya que la validación de los resultados científicos y de la propia actividad la hacen otros, no el propio científico. Por una parte, la principal consecuencia es la publicación libre y abierta de los resultados. Antes de publicar, otros científicos -anónimamente- deben considerar que los resultados son originales y valiosos. Luego, la calidad de la publicación se define por la cantidad de veces que otros científicos citan -esto es, leen y valoran- la publicación. Incluso, en la investigación más experimental es imposible trabajar aislado. Yo he publicado 185 manuscritos con 189 coautores, esto es más de un coautor por publicación. Cualquier científico activo se reúne con otros científicos tantas veces como sus recursos se lo permitan. Y la función de esas reuniones es crear redes, debatir conceptos, armar colaboraciones o simplemente aprender las maneras de hacer de otros científicos a través del contacto social. 

La idea del científico aislado es un mito más propio de las historietas que de la historia de la ciencia. La ciencia es una de las actividades más sociales del ser humano.
César Barbero, doctor en química e investigador

¿Qué implica investigar en nanotecnología?

La nanotecnología es una orientación de la investigación antes que una nueva disciplina. Sin embargo, podemos decir que las diferentes disciplinas, como la física, química o biología tienen, además de las obvias diferencias en el objeto de estudio, orientaciones distintas hacia el mismo objeto. En el caso de la nanotecnología, se orienta hacia el tamaño y la forma del sistema bajo estudio, generando nuevas propiedades o propiedades aumentadas.

Una característica inherente a la nanotecnología es el uso de una pequeña cantidad de material para obtener el mismo efecto que cantidades mayores de sólidos macroscópicos. De esta manera, se puede usar materiales de alto costo -platino, por ejemplo- para aplicaciones tecnológicas, con un bajo costo por unidad. Por otra parte, el uso de pequeñas cantidades de materiales inorgánicos mejora la sustentabilidad ambiental de las tecnologías. Ambas características son deseables para tecnologías aplicadas en países emergentes como el nuestro.

Por otro lado, la nanotecnología es altamente transversal e interactúa con varias disciplinas como la química, física, biología y la matemática.

¿Cómo inicia Argentina el camino de la investigación en nanotecnología? 

En nuestro país el primer trabajo de investigación en nanotecnología tuvo lugar en 1988. Fue la aplicación del microscopio de efecto túnel a superficies modificadas electroquímicamente realizado por el grupo del doctor Alejandro Arvia (INIFTA, La Plata) en colaboración con un grupo de la Universidad Autónoma de Madrid. En la década de los noventa diversos grupos comenzaron a trabajar en nanopartículas, superficies nanoestructuradas, sistemas organizados y materiales nanoporosos. En 2003 se creó la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) que promueve y difunde la investigación en el tema. Además de más de veinte grupos directamente dedicados a nanotecnología, gran parte de los grupos de investigación en química, física y biología hoy incluyen un componente nanotecnológico. Por otra parte, existen una veintena de Pymes que utilizan aplicaciones de nanotecnología en una variedad de temas, entre los cuales están la liberación de medicamentos o biocidas en el agro.

¿Cómo es el vínculo entre la investigación científica y el emprendedorismo tecnológico?

La investigación científica es una promotora natural del emprendedorismo tecnológico ya que genera las capacidades y los sistemas que pueden aplicarse en el sistema socio-productivo. Sin embargo, en mi opinión, existe una versión simplificada en la cual la investigación genera productos que pueden ser fácilmente transferidos a las empresas. La realidad es mucho más compleja y más orientada a las demandas del conocedor del mercado, que es el emprendedor. En mi experiencia, los requerimientos del medio productivo pueden motivar investigaciones más interesantes que las generadas por mera creatividad. En realidad, la idea según la cual la investigación “pura” y la “aplicada” no se vinculan hasta la transferencia es discordante con la historia del desarrollo científico-tecnológico. Por otra parte, la generación de empresas por parte de los propios investigadores, culturalmente inhibida hasta hace unos años, se ha convertido en una posibilidad razonable. 

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El soporte estatal de la ciencia en una democracia exige que los ciudadanos valúen la investigación científica.

¿Qué lugar ocupa la divulgación de las ciencias en las investigaciones en esos campos del conocimiento?

En áreas interdisciplinarias como la nanotecnología, la simple comunicación de resultados o planeamiento de investigaciones entre científicos de diferentes disciplinas requiere un esfuerzo de comunicación considerable. La extrema especialización de las disciplinas y subdisciplinas hace que un científico experto en un campo conozca del resto de la ciencia incluso menos que el público en general. Además, la mayoría de las innovaciones tecnológicas en la historia no han sido generadas por los expertos en el tema sino por personas como Thomas Edison, con una visión más general, que adquirieron sus conocimientos a través justamente de la difusión de la ciencia. Paradójicamente, Edison legó a la humanidad más que sus inventos específicos ya que inventó el laboratorio de investigación industrial.

¿Se podría considerar a la divulgación de las ciencias como parte del mismo proceso de investigación?

Históricamente, la divulgación fue rechazada por los científicos ya que los no expertos no validaban la calidad de los resultados y la difusión podía implicar distorsiones del conocimiento obtenido. Sin embargo, el soporte estatal de la ciencia en una democracia exige que los ciudadanos valúen la investigación científica. Los innegables éxitos de la tecnología para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos durante mucho tiempo se usaron como justificación del soporte financiero de la ciencia. Desde la década de los sesenta la ciudadanía desarrolló una visión más crítica del rol de la ciencia y la tecnología en la sociedad, alimentada por temores que se revelaron exagerados y motivados ideológicamente. La única manera de restaurar la confianza en el rol de la ciencia y la tecnología en la sociedad es transparentar los métodos y las verdaderas capacidades de la ciencia y la tecnología. Y ese es un rol primordial de la divulgación científica.

¿Qué valor le asigna a la investigación científica tecnológica?

Investigar es una de las actividades más emocionantes y creativas que puede realizar un ser humano. Te permite ver un material, un fenómeno, una molécula, un mecanismo por primera vez con la emoción del explorador que descubre una tierra desconocida. El valor del descubrimiento reside en su intrínseca originalidad, y a eso se suma el estímulo de saber que ese objeto puede ser útil para alguien, como para nosotros son útiles todas las tecnologías que muchas veces no sabemos quién las inventó ni cómo funcionan. Obviamente que se debe aprender a resistir la frustración cuando el material no aparece, el mecanismo no se entiende, el dispositivo no funciona. Pero ese sacrificio es recompensado por el descubrimiento que está siempre al final.

 

En esta nota

César Barbero es doctor en química, ha trabajado como investigador en el Instituto Paul Scherrer en Suiza. Se desempeña como profesor titular y actual director del Instituto de Investigación en Tecnologías Energéticas y Materiales Avanzados (IITEMA – CONICET) de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Posee una amplia trayectoria científica que incluye publicaciones nacionales e internacionales. Además, ha obtenido reconocimientos a nivel nacional e internacional tales como el Diploma Konex en Nanotecnología en el año 2013, el premio internacional Tajima de la International Society of Electrochemistry en 1997 y en 2007 la beca J.S. Guggemheim.

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Fotos y videos de sitios públicos de internet y de la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM.

Icono fecha publicación  6 de febrero de 2020

Vanina Anunziata

Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Comunicadora Social por la Universidad Nacional de Río Cuarto. Fue becaria de investigación doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y docente en la Universidad Nacional de Villa María, donde integra el subprograma de Comunicación de la Ciencia del Instituto de Investigación. Está finalizando un doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Cuyo sobre el estudio de dinámicas y estructuras comunicacionales en redes de conocimiento.

Universidad Nacional de Villa María

Secretaría de Comunicación Institucional
Bv. España 210 (Planta Alta), Villa María, Córdoba, Argentina

ISSN 2618-5040

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