Cine

Copia certificada
por Silvina Salomone

Copia certificada es una invitación que nos hace Abbas Kiarostami a sumergirnos en el mar de enredos y espejismos en que los hombres y las mujeres nadamos en las relaciones de amor.

El psicoanalista Jacques Lacan nos enseña que el artista le lleva la delantera al psicoanalista [1]. No puede aplicarse el psicoanálisis a una obra de arte sino que, contrariamente, el arte nos enseña sobre las formas humanas de hacer con el vacío estructural del sujeto.

Así Kiarostami, entre original y copia cual reflejos en un espejo, nos acerca a posar la mirada en los encuentros y desencuentros del amor. Nos muestra una pareja mientras nos lleva a desorientarnos un poco, ya que en un punto del relato surge cierta perplejidad. Una suerte de incomodidad se respira en los personajes y en nosotros como espectadores, que ya no sabremos si la pareja de recién conocidos juega a ser marido y mujer o es un matrimonio que juega a que no lo es. Hay un momento de pérdida de referencias, una imposibilidad de responder si están jugando un juego, un preguntarnos para qué juegan, el eco mujeres diciendo que ellos no saben escuchar y hombres diciendo no saber qué quieren ellas.

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El director juega con el título, original y copia, ficción sobre ficción. ¿Somos lo que mostramos al otro o lo que creemos que somos? ¿Somos lo que vemos en el espejo? ¿Cuál es el original y cuál la copia?

Mediante profundos diálogos que se van trenzando con lo cotidiano, la película nos lleva a reflexiones sobre la dificultad en el amor, en el deseo, en el matrimonio, las demandas al otro, la no coincidencia, las dificultades en comprender.

La trama versa sobre el encuentro entre la protagonista –encarnada por Juliette Binoche-, que tiene una galería de arte en Italia, y el escritor James Miller -William Shimell-, que va a La Toscana a presentar su libro. Mientras pasean por la región van compartiendo sus opiniones sobre el arte y la vida. Él, firme a su idea que en el arte no hay diferencias entre el original y una buena copia, intenta transmitirle que el valor de un objeto está en la mirada de quien lo pondera. Ella, no tan convencida, va marcando las faltas en el otro -su marido, el escritor, el marido de su hermana-, aferrada a un ideal de hombre que debería estar en algún lugar.

Jaques Alan Miller, psicoanalista francés, nos dice que el amor se dirige a aquel que suponemos tiene una respuesta, una verdad sobre nosotros. Pero el amor permite imaginar que esta verdad será amable y agradable, mientras que de hecho es muy difícil de soportar [2].

Los personajes hablan muchos idiomas y aun así la única voz que resuena es la del malentendido. Lacan nos dice que entre los sexos hay un muro, un agujero estructural: la desarmonía entre los sexos. Es decir, entre un hombre y una mujer no hay brújula preestablecida, ya que los seres humanos no contamos con el saber instintivo que tienen los animales, con un saber que nos diga qué hay que hacer exactamente para no tener problemas en el plano del amor o en el plano del deseo. El estar atravesados por el lenguaje tiene ese costo: un mal-entendimiento en el fundamento. En todas las épocas el amor ha tenido la función de suplir esa imposibilidad, taponándola, funcionando como invento ante el vacío. Dos que no se entienden ni se escuchan, nos dirá Lacan.

El director juega con el título, original y copia, ficción sobre ficción. ¿Somos lo que mostramos al otro o lo que creemos que somos? ¿Somos lo que vemos en el espejo? ¿Cuál es el original y cuál la copia? No hay forma de saberlo. Lacan refiere que la verdad sólo puede decirse en forma de ficción, decirse a medias. Acercarse a la verdad requiere cautelas, rodeos, poner en suspenso nuestra comprensión. Es a través de la ficción, del montaje del amor, que lo pulsional se hace soportable en la vida.

El desenlace, abierto, da lugar a poner pinceladas de sentidos. Cada quien pintará distinto, según cómo se las arregle con el malentendido fundamental, con el deseo, con las ficciones. Y así, el director con su obra crea un final incierto, que da lugar a todas las posibilidades a escribir en el plano del amor.

Notas al pie

[1] Lacan, J. «Homenaje a Marguerite Duras» Intervenciones y Textos 2, Editorial Manantial.

[2] Miller, J.A. Entrevista realizada por Hanna Waar en Revista Consecuencia: Recuperado en: http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/006/template.php?file=arts/alcances/Amamos-a-a quel-que-responde-a-nuestra-pregunta-Quien-soy-yo.html

Fotos y videos de sitios públicos de internet.

Icono fecha publicación   31 de marzo de 2021

Silvina Salomone

Es especialista en Psicología Clínica. Miembro del CCEPsi (Centro de Clínica y Estudios en Psicoanálisis, Bell Ville). Jefa de División Psicología del Hospital Dr. José A. Ceballos de Bell Ville, Córdoba.

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Universidad Nacional de Villa María

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ISSN 2618-5040

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