En una especie de continuum de remakes que parece nunca terminar desde hace años y donde los 90s ya son objeto de reminiscencias nostálgicas, aparece una nueva versión de una serie que marcó la infancia y la adolescencia (y la adultez temprana, por qué no) de muchxs espectadorxs alrededor del mundo. Se trata de Sabrina, la bruja adolescente (Sabrina, the teenage witch) que volvió a las pantallas, ahora digitales y a demanda del espectador, con un tono más alejado del género sitcom con el que la conocimos y entrando de lleno al terror bajo un título que lo advierte de antemano: The Chilling Adventures of Sabrina (Las escalofriantes aventuras de Sabrina) o El mundo oculto de Sabrina, como se la denominó en el mercado hispanoparlante.
En #CAOS (hoy hasta el título más largo puede convertirse en hashtag) Sabrina es interpretada por Kiernan Shipka (Mad Men), quien si bien conserva un aire de angelical y de niña buena, similar a la Sabrina de Melissa Joan Hart, enseguida devela en este nuevo personaje una potencia que le permite bucear en las tinieblas y salir airosa. En este sentido, es fundamental saber que la primera versión de la serie estaba basada en un comic que comenzó a editarse en los años 70, pertenecía a la factoría Archie Comics (creadores del personaje que le da nombre a la empresa) y contenía el mismo tipo de humor naif. The chilling adventures of Sabrina aparece recién en 2014 y a partir de una publicación de la misma editorial que se denominó Archie Horror, escrita por Roberto Aguirre-Sacasa -quien es el desarrollador de la serie también, e incluso crea la versión televisiva de Archie denominada Riverdale (producida por el canal CW, cuna de otro exitazo de las teen series de esta década como fue Gossip Girl) que ya va por su tercera temporada-.

Desde el momento en que le damos play al capítulo piloto de la serie producida por la cada vez más masiva plataforma Netflix entendemos que no se trata de una remake al pie de la letra. De todos modos es interesante descubrir su diégesis y dejarse llevar para desandar todo el misterio que nos inculcó la excelente campaña de marketing previa y que mantuvo en vilo a un fandom millennial atravesado por un consumo de ficción seriada mucho más entrenado que en los 90s y que ha retomado el gusto por el terror casi como una tendencia generacional. Pero al mismo tiempo, se trata de un público inmerso en un contexto político, social y cultural revolucionado por una deconstrucción histórica desde el feminismo y la diversidad sexual, y esta nueva versión de Sabrina contiene estos elementos como características más interesantes y destacables.
Las nuevas brujas que nunca podrán quemar
Las brujas como íconos de la mujer poderosa y que desafía el sometimiento patriarcal a través de sus habilidades sobrenaturales, pero al mismo tiempo como referencia de la persecución, condena y asesinato de aquellas que intentaban romper con la estructura y la sumisión que la moral cristiana impuso durante siglos (y continúa imponiendo). Una representación que aparece en la nueva versión de Sabrina, donde su protagonista expone una rebeldía adolescente para esgrimir manifiestos concisos contra el dominio que ejerce el Señor Oscuro (Satanás, Lucifer, el Diablo y demás alias) sobre la vida de las brujas. Representado como el macho cabrío, es la figura de aquel que domina el destino de las brujas, quienes más allá de la devoción que le brindan, en muchos momentos no dejan de remarcar que él “es hombre”.

A medida que avanza la trama se vuelve más visible la imposición de un patriarcado en la doctrina de La Iglesia de la Noche, regida por un Sumo Sacerdote, también hombre, cuya mirada tradicionalista y conservadora refleja una reproducción doctrinaria dentro de esa orden que no difiere demasiado de la ortodoxia que impone el Cristianismo y con respecto a la cual supuestamente quienes comulgan en dicha iglesia son diametralmente opuestos.
Sabrina, una mestiza hija de un hechicero y una mortal, debe decidir al cumplir sus 16 años si decide entregar su alma, su destino, su eternidad, al dominio de Satanás. Y lejos de renegar de su condición de bruja, sí presenta oposición a esa sumisión. Pero esta actitud empoderada no será bien vista por sus tías Hilda y Zelda, el Sumo Sacerdote y todxs aquellxs que forman parte de su aquelarre.
Sabrina no solo esgrime banderas de feminismo ante su destino como bruja, sino también en su día a día como mortal, y es allí donde la diversidad sexual aparece en la trama a través de su amiga Susie Putnam (Lachlan Watson) cuya identidad y expresión de género la vuelven blanco de burlas y acoso por parte de los “chicos populares” de Baxter High, escuela secundaria de Greendale. A partir de esto crean la Asociación Multisectorial Cultural y Creativa de Mujeres o Women’s Intersectional Cultural and Creative Association resumido en W.I.C.C.A. (guiño al neopaganismo e incluso a las tribus urbanas de principios de milenio relacionadas con el ocultismo y el espiritismo que llevaban ese nombre), un espacio de unión de las adolescentes que empiezan a organizarse y a tomar medidas contra el machismo ejercido por algunos de sus compañeros. Pero no solo allí se teje una alianza entre el poder femenino de las brujas con la diversidad sexual, también se visibiliza en uno de los personajes que cobró mayor popularidad en redes sociales: Ambrose Spellman (Chance Perdomo). Este primo lejano de Sabrina vive junto a ella y sus tías, es su colaborador y confidente, y revela una orientación pansexual en diferentes situaciones de la trama.

En un ambiente de temporalidad ambigua, donde atuendos y diseños de interiores de los 60s (referencia directa al comic) conviven con telefonía digital e internet, una Sabrina Spellman mucho más aguerrida que su antecesora en la pantalla chica se presenta como un personaje acorde a los tiempos que corren sin dejar de lado las formas y el contenido de tintes adolescentes. Con líneas de diálogos dignas de ser impresas en una remera se rebela ante un mandato establecido y desafía al mismísimo Satanás por su condición de hombre, abrazando y defendiendo su capacidad de decidir sobre su propio destino. Esta nueva bruja adolescente se mueve en un mundo oscuro de demonios y hechiceros, pero su mayor preocupación es ser libre, reivindicando sus convicciones y la diversidad que la rodea.
Fotos y videos de la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM y de sitios públicos de internet.

Eric Muzart
Licenciado en Diseño y Producción Audiovisual por la Universidad Nacional de Villa María, docente e investigador. Es socio fundador de la productora Tándem Audiovisual Cooperativa de Trabajo Ltda., forma parte del área audiovisual de la Secretaría de Comunicación Institucional de la UNVM y es director de Tecnoteca TV El canal de los chicos, dependiente de la Subsecretaría de Cultura de Villa María. Allí también integra el Laboratorio Audiovisual Comunitario del Programa Ser Arte y Parte. Es guionista, director y editor de contenidos audiovisuales.